29.9.09

Oropel para oropelista




Mirar en tus ojos babas de libros frescos,
las bellas melodías que se asoman en tus párpados,
las blancas caricias que esperan las lluvias de la memoria.

Mientras te abrís lentamente a la eternidad,
sin detenerte en la calle del recuerdo perdido,
y más acá tus manos hablan de despedir al barco
para permanecer silenciosamente en las piernas-olas
(el tiempo en que nada se habla tan sólo canta).

Y reírnos de los sueños a susurros lentos,
casi sentir la plenitud de un vacío acompañado a viento,
imaginándonos en un enero algodón,
agigantándonos los ojos con el albor del sol,
la voz sensible en nuestros labios tejidos
a emoción de árbol y febril encuentro de bostezos
(pausados).



Peperina en trance.

25.9.09

Fárdela



Me trueco sobre la cornisa de mi ventana y con ojos de vuelo lento conspiro una mirada alta hacia el cielo en su penumbra. La luna como álamo y pálido aroma de perla se refocila entre un hollín de nubes y mutando a bestia atino mi instinto taciturno en ellas. Va en vuelo de paloma y sacude su corola de punta blanca en pleno desfile de estrellas; pequeñas esmeraldas. Verte quiero; agrietar una y otra vez el cielo frío de un junio falso y has de tapar de bellos tu fino perfil de morena. Tu fárdela tibia, grisácea y gigante me poseyó.

Dave.

23.9.09

Piece of my heart





Zaratustra: el mundo es una cáscara con opio y tengo fantasías muertas.
Jerry García: se me murió una plantita porque no le di agua, la plantita se llamaba Manawé, y pobre porque no le di agua pero se llamaba así.
Julito Cronopio: encontré mangueras de colores y reí y viajé a Berlín.
Bajo el cielo Netochka: frío tengo acá sin violín.
Nemo: llevame con el océano al remedio y haceme conocer al canadiense.
Lennon: te amo.
Segismundo: yo te creo.
Jimi: experimentame con los sonidos.
Modigliani: si conocés mi alma podés pintar mis ojos.
Gibrán: amanecí en una playa y conocí al Loco.
Galeano: tengo un amor en mis párpados, ¿qué hago?
Dalí: pintame y jugá a meter fálicos ruidos.
Quijote: conozco a Cardenio, tomé mates con él.
Janis: te adoro, te adoro, te adoro, tu música, y así el viento.
Spinetta: soy tu pescada rabiosa, HACEME.
Esopo: me mentiste.
Dadá: sos MI SALVACIÓN.


Peperina en trance.

19.9.09

Oropelítica




Muchacha sauce, péndulo de almohadas y cuenta cuentos de mis oídos en silencio absoluto. Tu doctrina crea primaveras. ¿Habrás de intuir un nuevo corazón que se remita en tus finas columnas de mimbre? Toma la gota fina y crea esmeraldas a tu antojo, mas posee mis ojos. Encuéntrame y has un nido de nuestros pies. Un nudo de cuellos y mil marionetas a nuestra luz. Trébol, árbol y luego cielo. Recóndito cielo el de aquella ciudad. Tu suave terciopelo que mis acuarios inundan. Tan cierta como la primavera, viva y modesta, acogedora y tibia como la lana. Mis pájaros pían tu nombre. Y te añoro como la lluvia que cae tan segura, abundante y entregada al campo. Me embriaga la necesidad de darte palabras mientras la lluvia pinta escenarios.

Dave Sueños.

16.9.09

Paloprismo




Dale, dame más, quiero volver a despertar
con pies descalzos
en las manos de tu abismo
que se perdió en mi mar.

Sí, como si fuese un pañuelo mojándose en el viento
de los que se distraen alrededor de un ojo etéreo.
Vamos, quizás sea muy temprano volver al principio,
pero yo no quiero ahora ensuciar mi espalda.

Mimesis,
las piernas en un eje violáceo.
Metamorfosis,
las noches destapando sus hombros en los labios.
Percusión pianista en el borde de tu brazo,
abstracción, desnudamiento del ensueño
que alguna vez
fue eterno.

Peperina en trance vanguardista.

1.9.09

Larga vida al sol



Demuéstranos tu voluntad inconsciente, tu realidad consciente, tu limitación inversa. Asquéanos de la vida y enamóranos de la no-vida, ingénianos un paisaje fuera de las vías, de la cosecha perdida y la naranja comida, del espíritu entreabierto hasta el viento espeluznante. Escúchanos gritar, apabúllenos en la inquietud sensitiva de ser o no saber, de comprender que acá nacimos para volver a ver lo que dibujaste en tu espalda.

Mientras tanto unos snobistas pelotudos se hacen los sabios recortando peripecias de diarios y enormidades de la dimensidad caracó có có. Y siquieran saben acerca de la melodía del ave ni de la caída de un insomnio sobre el cigarro entre la noche y la pálida...

Peperina en trance vanguardista.